“Es un dispositivo de muy bajo costo a 17 pesos (US$ 3) que se coloca en el útero de las vacas y su uso está indicado para hembras que ya cumplieron su ciclo reproductor de cinco a siete terneros, o que están destinadas a engorde”, explica Turín a la AFP en el campo donde fabrica su innovador producto.
La carne bovina, plato principal de la dieta en Argentina, uno de los mayores proveedores de alimentos del mundo, registró entre 1958 y 2011 una caída del 50%, pasando de un promedio de 98,4 a 53,4 kilos, según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCV).
El desplome del consumo fue simultáneo a la caída de la producción y en ello incidió la matanza de hembras preñadas, ya que de un promedio anual de cinco millones de vacas que llegan a los frigoríficos, un millón llega con fetos en distintos estadios de madurez. “Es necesario que las hembras que van a faena lleguen vacías porque el feto absorbe los nutrientes y la madre adelgaza. Con el DIUB estimamos que se va a producir un 5% más de carne por animal, lo que, teniendo en cuenta el millón de vacas, es una cifra significativa”, precisa el especialista de 47 años en su pequeño campo de Pergamino, 245 km al norte de Buenos Aires, donde trabaja junto a dos empleados.
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