La Opinión - jueves 15 de julio de 1993
ORIGINAL CASTRACIÓN DE VIENTRES VACUNOS
Un joven médico veterinario pergaminense, Enrique Horacio Turín (27, recibido en 1990 en la facultad de Casilda, dependiente de la Universidad nacional de Rosario), ha descubierto un método natural ( cabe insistir: natural) que logra un anestro permanente gracias al cual las vacas y vaquillonas tratadas no vuelven a entrar en celo, con las notorias ventajas que, según veremos, ello representa. La técnica arranca del aprovechamiento de una hormona anabólica, la progesterona, que las vacas producen durante un determinado período de cada gestación. Introducida, en forma de solución, mediante una estructura aséptica en la cavidad uterina del animal, hace que este deje de “ciclar”, lo que en el lenguaje campero se conoce como “alzarse” y que, de ahí en mas actúe, como si realmente estuviera preñada, sin inquietarse ( el celo en una hembra vacuna normal se enciende cada 19 días), ni inquietar a otros animales, toros incluidos, de su entorno. Anulado el celo, las vacas evitan desgastes por aumento del metabolismo a raíz de la mayor temperatura general que ese estado conlleva, al tiempo que disminuye su actividad motriz, otra característica típica del celo. Normalmente las hembras vacías, se encelas cada 19 días.
Cuando nuestro convecino realizaba sus estudios en Casilda trabajó con el profesor Chamandarian, de la cátedra de Obstetricia, en algunos intentos que fracasaron. Ello no obstante, ya en nuestro medio, continuó con los experimentos hasta encontrar la técnica ajustada. En diálogo con LA OPINIÓN, nos cuenta que ya hay experimentos en gran escala, con aplicación de su método, especialmente una intervención sobre mil vientres de la cabaña Los Gatos de Santiago del Estero, coronadas de rotundo éxito.
OTRAS PRECISIONES
Las pruebas piloto demuestran que sobre 50 vaquillonas tratadas no hubo un solo caso de preñez y sobre 50 no tratadas, en el mismo lote, con iguales lapsos y condiciones 40 de ellas resultaron preñadas. Asimismo resultan destacables los aumentos de peso, que oscilan entre 120 a 600 gramos por día, a favor de las hembras “falsamente castradas”.
“Porque en definitiva, asevera el doctor Turín- esto es una castración incruenta, económica, pues cuesta entre 8 y 5 pesos por animal según la importancia del lote y, lo reitero, totalmente natural. El anabólico usado es natural, obtenido por métodos naturales y no guarda relación alguna con otros artificiales ya prohibidos, por otra parte, dentro de la Comunidad Económica Europea.
El dispositivo intrauterino que se usa está debidamente patentado. La aplicación insume entre uno y tres minutos. El índice de mortalidad es cero. No se aprecian efectos colaterales. Simplemente las hembras deben estar “vacías”. En el tratamiento de vacas paridas hay que esperar hasta 60 días después del parto para proceder.
RECONOCIMIENTOS
El doctor Enrique Horacio Turín, especializado en medicina equina e instalado con una veterinaria en la calle Estrada de nuestra ciudad, ha solventado con el ejercicio de su profesión los experimentos que comentamos en esta nota.
Tiene palabras de reconocimiento especial por el continuo aliento que le brinda su vecino de calle, el doctor Leandro Laguia.
Agradece ,asimismo, las facilidades que en la Estación experimental de Pergamino (INTA), le brindaron su ex - director, ingeniero agrónomo Carlos Alberto Martínez y Edith Frutos, secretaria de estadística del INTA en el procesamiento de informaciones.
Tampoco olvida al arquitecto Horacio Aguilar Ortiz, autor de los planos y dibujos requeridos para el patentamiento de los elementos usados; al farmacéutico Pablo Ulla, excelente preparador de la solución química; al estudiante de ingeniería en producción Mariano Ulla que oficia como ayudante suyo, juntamente con Salvador Di Costa.
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